Querida comunidad
educativa:
En 1924, nacía nuestra Escuela 21. No
tenía pasado, sólo presente y un futuro prometedor. No tenía identidad, ni
nombre. Calles de tierra y pasto, cantos de grillos y otra semilla de
guardapolvos blancos comenzaba a germinar, la de la Educación Pública.
La historia de nuestra escuela
da cuenta de la historia de la República Argentina, cuna de inmigrantes. Hace
95 años, se necesitaban nuevas escuelas para recibir a los hijos que provenían
de Europa, huyendo del hambre de su tierra, tan despreciados en su momento,
como los que llegaron luego de Europa del Este, Medio Oriente, de nuestros
países limítrofes, Asia, África y hoy lo son, quienes llegan de Latinoamérica,
buscando un presente y un futuro en nuestro país generoso y así llegan a
nuestras aulas. Como en 1924, son todos bienvenidos. La puerta siempre estará
abierta para recibirlos con los brazos abiertos.
Nuestra identidad como escuela y
país, da cuenta de una sociedad
multicultural. Por este motivo, sueño con un país que esté orgulloso de saberse
habitado por personas, que son, viven y piensan diferente; que nos invitan a
pensar la realidad y la vida, con nuevas o distintas perspectivas, pero siempre con respeto
y equidad. Esa es la potencia de la diversidad.
El respeto debe ser de suma
importancia para todos. “No le hagas a
otro, lo que no te gustaría que te hagan a vos” debe inspirarnos para ser
mejores personas. Señalarlos por edad, características físicas, capacidades diferentes, el género o sexo , o por su condición racial, social, económica,
religiosa, política, o nivel de educación
alcanzado, hace más chiquito al género humano, y
mucho más pequeño a quien violenta a otros con acciones o insultos.
Este año, el Proyecto Escuela se
llama “Mujeres tenían que ser”. Se trata de una etiqueta hacia nosotras, las
mujeres. Muy utilizada peyorativamente, para ejercer violencia por quienes nos consideran
inferior, que terminan naturalizando estereotipos negativos de género. Lo
elegimos, con el fin de reflexionar sobre éste y otros estereotipos, para
derribar prejuicios existentes y creencias que sostienen actitudes discriminatorias, porque
de la mano del conocimiento de derechos y obligaciones, se impiden algunas consecuencias indeseadas,
tales como miedo, inseguridad, culpabilidad, baja autoestima, nula aspiración
de un futuro personal, maltrato en todas sus formas y hasta provocarnos la
muerte.
Los docentes acordamos trabajar
como se
expresa en los Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral, en
el Nivel Primario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires “La sexualidad es un factor fundamental de la vida humana, … forma parte
de la identidad de las personas: comprende sentimientos, conocimientos, normas,
valores, creencias, actitudes, formas de relacionarse con otros/as, deseos,
prácticas, reflexiones, roles, fantasías y toma de decisiones…”, resulta
imprescindible trabajarla durante toda la escolaridad desde nivel inicial. Pero, no toda educación sexual será integral,
si no se articula en torno a las dimensiones biológicas, culturales, sociales,
psicológicas y éticas.
Con la intención de inspirar a
la comunidad educativa, realizamos una elección de personalidades variadas,
mujeres tradicionalmente invisibilizadas y silenciadas, que
vivieron desde 1800 hasta la actualidad. Buscamos visualizar a la mujer en
otros roles no tradicionales y con aspiraciones no convencionales de futuro
personal. Se trata de referentes destacadas, tomando conocimiento de
los múltiples obstáculos que debieron sortear, en el arte, el deporte, la educación,
el espectáculo, la política, la ciencia y la tecnología. Algunas de ellas con
cargos de autoridad, responsabilidad y decisión.
En esta escuela, tenemos que sentirnos
orgullosos y respetuosos de ser diversos, y eso intentamos enseñar. Sabemos que
afuera, en la calle, no siempre es fácil ser y vivir plenamente la diversidad,
pero soñamos…
Soñamos que nuestros alumnos, más temprano que tarde,
podrán vivir el país que diariamente intentamos construir.
